Bujinkan Dōjō Argentina
Willy Dōjō

La mitología japonesa : Parte 2 天

Momotaro (桃太郎) es el protagonista de uno los cuentos tradicionales más famosos de Japón. Cuenta la historia de una pareja de ancianos que no puede tener hijos y un día son bendecidos con un niño que nace del interior de un durazno melocotón gigante que sus padres adoptivos encuentran flotando en un río. De ahí su nombre: momo (桃, durazno o melocotón?) taro (nombre con el que se define a un varon).

Al crecer el personaje principal, se convierte en un gran héroe cuando decide recuperar un tesoro que está en Onigashima (la isla de los demonios (鬼, oni). En su camino se encuentra con varios animales, un faisán, un perro y un mono que gracias a la generosidad que muestra el muchacho con ellos, se le unen en su travesía. Viaja a una isla habitada por demonios (鬼, oni), acaba con ellos y salva a los lugareños de sus fechorías.

Hace mucho, mucho tiempo, en algún lugar vivía una pareja de ancianos. Un día el anciano salió a la montaña a recoger leña mientras que la ancianita fue al río para lavar ropa, en eso un enorme melocotón bajaba por el río, aguas abajo. Ella lo recogió y se lo llevó a casa. El anciano al llegar a casa se sorprendió al ver tan enorme melocotón! y dijo: “¡Qué melocotón tan grande!, ¿lo cortamos? y la anciana contestó: “¡Sí, vamos a cortarlo!”. En ese momento el melocotón empezó a moverse y de su interior salió un niño. Los ancianos se sorprendieron al ver a un niño salir de aquel enorme melocotón, y a la vez, una gran alegría los embargó al ver en él al hijo que no tenían. “¡Lo llamaremos Momotaro! porque nació de un “momó” (*1) Momotaro comía mucho y creció fuerte y robusto. Nadie podía rivalizar con él, pero había algo que preocupaba a los ancianos, éste no pronunciaba ni una sola palabra. Por esos días unos demonios estaban causando alboroto y cometiendo fechorías por todo el pueblo. Ante eso, Momotaro pensaba dentro de sí: “¡Esta situación no lo puedo tolerar!”. Un día, de repente comenzó a hablar y dijo a sus padres: “¡Voy a subyugar a los demonios! Por favor ayúdenme con los preparativos para mi salida.” Los ancianos se quedaron sorprendidos al escuchar por primera vez la voz de Momotaro. El anciano, luego de reponerse de la sorpresa, se dirigió a Momotaro diciéndole: “Hijo, es mejor que desistas de hacer cosas tan peligrosas”. Pero los ancianos al ver la determinación de Momotaro, decidieron ayudarle en lo posible con su empresa. Le entregaron ropas nuevas y de alimento la ancianita le había preparado “kibi dango” (*2). Momotaro partió hacia la isla de los demonios. Los ancianos rezaban a dios para que su hijo se encontrara sano y salvo. Este se encontró en el camino con un perro. El perro le dijo: “¡Oiga! Déme un “dango” por favor. Si me lo da le ayudo”. Momotaro le entregó un “dango” y empezaron a caminar juntos. Momentos después se encontraron con un mono, el cual pidió a Momotaro lo mismo que el perro. Momotaro tomó un “dango” y se lo entregó, y los tres empezaron la marcha nuevamente. En el camino a la isla del demonio, encontraron a un faisán, el cual pidió lo mismo que los anteriores y se unió al grupo. Pasaron unos días y llegaron por fin a la “isla de los demonios”. El faisán realizó un vuelo de reconocimiento y al volver dijo:”Ahora todos están tomando Sake (*3)”. Momotaro pensó que era una buena ocasión y dijo:”Vamos”. Pero no podían entrar porque el portón estaba cerrado. En ese momento el mono saltó el portón y abrió la cerradura. Los cuatro entraron a la vez y los demonios quedaron sorprendidos al verlos. El perro mordió a un demonio, el mono arañó a otro mientras que el faisán picoteaba a un tercero. Momotaro dio un cabezazo al jefe de los demonios y le dijo: “¡Ya no hagan cosas malas!”. Los demonios contestaron: “¡Nunca más lo haremos!, ¡perdónanos!”. Momotaro los perdonó y recobró el tesoro robado, volviendo a casa sano y salvo con sus amigos. Momotaro estaba muy contento de haber realizado su sueño. ¡Y colorín colorado este cuento se ha acabado!

(*1) “momó” : melocotón en japonés. (*2) “kibi dango” : bola hervida de harina de mijo, parecida a una pequeña albóndiga (*3) “sake” : es un licor japonés elaborado con arroz.

Los myō-ō (明王, reyes de la sabiduría) son deidades protectoras en el culto budista Shingon en el Japón. Son conocidos en la India como Vidyaraja. Se les representa con expresiones feroces y empuñando toda clase de armas: esto es así para subyugar a los espíritus malvados y amenazar a aquéllos que no aceptan las enseñanzas.

Los myō-ō son originalmente hindúes, y fueron introducidos en el Japón en el siglo IX. Representan la sabiduría del Buda, y guardan los cuatro puntos cardinales y el centro.

Los myō-ō más importantes son los Godai Myō-ō (los Cinco Grandes Reyes de la Sabiduría):

* Daiitoku Myō-ō
* Fudō Myō-ō
* Gōzanze Myō-ō
* Gundari Myō-ō
* Kongō-Yasha Myō-ō

Otros dioses son:

* Aizen Myō-ō

En la mitología japonesa, Ninigi (ニニギ) o Ninigi no Mikoto era el nieto de Amaterasu, quién lo envió a la tierra para plantar arroz. Era el abuelo del Emperador Jimmu.

OWata-TsuMi (también conocido como Shio-Zuchi —El viejo hombre de las mareas—) en el Shinto es el más importante de los muchos dioses marinos. Fue creado cuando Izanagi se lavó en el mar, tras volver de la Tierra de la Oscuridad. Es el dominador de los peces y de todos los seres vivientes del mar y además es quien controla las mareas. Tiene el poder de controlar cualquier criatura que nade en el mar (incluyendo a los hombres) y puede mover las aguas del océano a su antojo. En su forma verdadera es un tremendo dragón serpiente de color verde, pero se encuentra igualmente cómodo tomando la forma de un viejo hombre con agallas. O-Wata-Tsu-Mi vive en un gran palacio en el fondo del mar.

Por lo general, O-Wata-Tsu-Mi es una deidad benevolente. Regula las mareas de una forma tan regular que permite a los hombres predecir sus movimientos y evitar su daños. Cuando alguien visita su palacio se comporta como un buen anfitrión. Los augurios de O-Wata-Tsu-Mi son llevados normalmente por su mensajero, un monstruo marino llamado Wani, aunque pueden también llegar a los hombres en forma de mareas violentas o extrañas.

Onigashima (鬼ヶ島), literalmente “isla de Onis,” es una isla mítica que esta infestada de los Onis (seres similares a ogros o demonios). Esta isla aparece prominente en el cuento japonés tradicional de Momotarō.

Según la mitología japonesa Onoroko (オノゴロ島) es la primera isla creada por Izanagi e Izanami barajando el océano con una lanza con piedras preciosas. Los dos construyeron encima una casa con una columna en medio que es el pilar del mundo. La pareja la rodeó y al encontrarse se prometieron en matrimonio. Es donde concibieron a Hiruko.

Raijin (雷神) es el dios de los truenos y rayos en la mitología japonesa concretamente en la religión shinto; su nombre deriva de los kanji japoneses rai (雷、trueno) y shin (神、dios). Suele ser representado junto a Fujin el dios del viento.
También es conocido por otros nombres:

* Kaminari-sama: kaminari (雷, Trueno) y -sama (様, una partícula honorífica)
* Raiden-sama: rai (雷, Trueno), den (電, Electricidad), y -sama
* Narukami: naru (鳴, Crepitar) and kami (神, Dios)

Normalmente aparece como un demonio tocando un tambor(taiko) para crear truenos. Las creencias tradicionales atribuyen el fracaso de los mongoles en su intento de invadir Japón en 1274 a una tormenta o llamada normalmente kamikaze (神風、viento divino) creado por el.

Raijin ha entrado en la cultura occidental (más bien en la cultura pop) con el juego de acción Mortal Kombat donde aparece un personaje basado en Raijin (llamado Rayden). Éste es el personaje protector del reino Earthrealm. Es del lado bueno, aunque en el juego Mortal Kombat: Deception se convierte en malo; harto de tener que corregir todos los errores que cometen los humanos. Se supone que vuelve al lado bueno en Mortal Kombat Armageddon. También aparece en otros contextos como la película Golpe en la pequeña China junto a otros dioses orientales.

Los shisa (シーサー) son seres mitológicos japoneses típicos de la cultura Ryukyu presente en la prefectura de Okinawa. Generalmente se encuentran representados sentados o agazapados, y formando parejas, en las cuales uno de ellos presenta la boca abierta y el otro cerrada, atribuyéndoseles género masculino y femenino respectivamente. Tradicionalmente el ejemplar izquierdo era llamado perro guarda, el derecho, era, concretamente, el llamado shisa.

En la cultura de las islas Ryukyu se colocan flanqueando las puertas de entrada o sobre el tejado frontal de la casa, donde juegan un papel protector como guardianes contra los malos espíritus (ver Shintoísmo).

Originalmente los shisa se colocaban sobre los tejados de palacios, templos, y otros edificios donde se asentaban los poderes imperiales o locales. El uso de Shisa como talismán se difundió en la población de okinawa a finales del siglo XIX, cuando se levantó la prohibición del uso de tejas rojas a plebeyos. También es habitual su uso en los flancos de las puertas.

Los shisa son un animal, mezcla entre león y perro que muy probablemente sean, al igual que los koma-inu, una derivación local de los perros de Fu chinos, propios del Budismo.

Estas figurillas suelen fabricarse en cerámica o yeso, estos últimos suelen contar con motivos humorísticos.

La leyenda: En cierta ocasión, un emisario enviado a China regresó de uno de sus viajes, a la corte, en el castillo de Shuri, trayendo un regalo para el rey: Una gargantilla con una pequeña figura de un shīsā. Al rey le pareció adorable, y se puso la gargantilla bajo su ropa. Entonces, sucedió que en la bahía del puerto de Naha, en la aldea de Madanbashi, un dragón marino aterrorizaba a la población, devorando a los habitantes y destrozando edificios y cultivos. Un día, mientras el rey visitaba la pequeña aldea, ocurrió uno de los ataques del dragón marino y toda la gente corrió a refugiarse. A la sacerdotisa del pueblo (noro), se le había revelado en un sueño que debía convencer al rey para que permaneciese de pie en la playa, sujetando en alto la pequeña figura del shīsā hacia el dragón. Envió entonces a un muchacho llamado Chiba para que advirtiese al rey de lo que debía hacer. Cuando el rey se enfrentó al monstruo con el shīsā en alto, un tremendo rugido envolvió la aldea. Un rugido tan profundo y poderoso que incluso el dragón se sorprendió. Entonces, un gigantesco pedrusco cayó del cielo y aplastó la cola del dragón. El dragón no podía moverse, y finalmente murió. Con el tiempo, la piedra y los restos del dragón quedaron cubiertos por la vegetación y pueden verse hoy en día en los bosques de Gana-mui, cerca del puente Ohashi de Naha. Desde entonces, la gente del pueblo fabricó muchos shīsā de piedra para protegerles del espíritu del dragón y de cualquier otra amenaza.

Los siete dioses de la fortuna (七福神, shichi fukujin) son los siete dioses de la buena suerte en el folclore japonés y a menudo tienen su lugar en grabados netsuke y otras representaciones.

Muchos dioses japoneses fueron transmitidos de la India a China, y de ahí a Japón, entre ellos los siete (shichi) dioses ya citados. Otra diosa, Kichijōten, suele estar representada junto con los siete dioses tradicionales.

Como suele ocurrir en el folclore, los dioses japoneses a veces representan cosas distintas en distintos lugares.

Cada uno de ellos se caracteriza por un determinado atributo:

1. Ebisu, dios de pescadores y mercaderes, suele representarse llevando un bacalao.
2. Daikokuten (Daikoku), dios de la abundancia y el comercio. Suele estar junto a Ebisu y es un motivo recurrente en los grabados y máscaras de pequeños comercios.
3. Bishamonten, dios de los guerreros identificado con el dios hindú Vaiśrāvana.
4. Benzaiten (Benten-sama), diosa del conocimiento, las artes y la belleza, identificada con la diosa hindú Sarasvatī.
5. Fukurokuju, dios de la felicidad, la riqueza y la longevidad.
6. Hotei, dios gordo y feliz de la abundancia y la buena salud.
7. Jurōjin, dios de la longevidad.

Susanoo (須佐之男) , en el Shinto, es el dios del mar o de las tormentas, y las batallas. Es el hermano de Amaterasu, la diosa del Sol. Este dios se califica a veces de brutal y a veces de considerado. El Kojiki y el Nihonshoki tienen escrita su legendaria represión de un monstruo de serpiente llamada Yamata-no-Orochi, en el país de Izumo. Ambos libros lo describen como un antecesor del linaje imperial. En contraste, algunos folklores lo consideran como un dios nativo o un cabeza de un pueblo de Izumo.

Tanabata: Festividad japonesa celebrada el 7 de julio, coincidiendo con el séptimo día del séptimo mes en su origen mes lunar, pero desde el cambio de calendario es el séptimo mes solar. Su origen está en una leyenda china sobre el encuentro de dos estrellas, Altair Kengyuu (牽牛) y Vega Shokujo (織女), también conocida como Orihine (織姫,, que están separadas durante el resto del año por la Vía Láctea (天の河, amanogawa). En la era de Nara esta costumbre es introducida desde china dentro de la nobleza por medio de la religión. En la era Edo se empezó a adornar los árboles de Bambú con recortes de papeles coloridos donde se escriben poemas ó peticiones. Que se cumplirán en el plazo de un año.

Shokujo (織女, Shokujo) era la hija del señor del Cielo (天帝, Tentei) que vivía al este de la Vía Láctea (天の河, ama no gawa) estaba siempre tejiendo ropa. Esta se enamoró y se casó con un pastor, Kengyuu (牽牛), del otro extremo de la vía láctea. Pero Shokujo (織女) descuidó su tarea de tejedora y Tentei (天帝)ordenó que solo se viesen una vez al año, durante la séptima noche del séptimo mes. Esa noche el barquero de la luna lleva a Shokujo (織女) junto a su marido Kengyuu (牽牛). Si Shokujo (織女) no ha terminado sus tareas el señor del Cielo (天帝, Tentei) hará que llueva y se inunde el río (refiriéndose a la Vía Láctea) por lo que la barca no podrá ir. Si eso ocurre Kasasagi (unas urracas) forman un puente para que pueda cruzar a ver a su marido. En esa fecha los enamorados suelen regalar un anillo a su amada.Esto es un poco curioso ya que los japoneses (desde nuestro punto de vista occidental)son bastante cohibidos y sienten vergüenza de mostrar sus sentimientos, incluso en privado.

Existe una canción que se canta en esta festividad:

Sasa no ha sara-sara
nokiba ni yureru.
Ohoshi-sama kirakira,
kingin sunago.

Goshiki no tanzaku,
watashi ga kaita.
Ohoshi-sama kirakira,
sora kara miteru.

Tengu (天狗) es un demonio dentro de los elementos del folclore y mitología japonesa que suelen tener forma animaloide. Sus características son su cara color rojo, y su prolongada nariz. En algunos rubros populares, se relaciona a esta entidad con el concepto de extranjeros en Japón.

El templo de Takao al oeste de Tokio es uno de los templos con más tengus de Japón.

Yamata-no-Orochi (ヤマタノオロチ, 八岐大蛇) es un monstruo de la mitología japonesa. Está descrito en los libros sintoístas Kojiki y Nihonshoki como una deidad que vivía en la zona llamada “Torikami“, en el país de Izumo. Aunque también se dice que es una “versión” japonesa de la Hidra de Lerna. Tiene ocho cabezas y ocho colas, por lo cual se le llama “Yamata“. “Orochi” significa “serpiente gigante”, y suele venerarse como la deidad de la montaña en el Shinto.

En una región llamada Torikami, arriba del río Hi-no-kawa de la antigua tierra de Izumo, un príncipe santo bajó expulsado del cielo: Takama-ga-hara. El hijo de Izanagi y hermano de la diosa del Sol, Amaterasu, se llamaba Susanowo-no-mikoto. Al llegar al río, vio un palito (para comer) pasar flotando, y así siguió su paso río arriba pensando que habría gente viviendo allí. Al poco tiempo encontró a un matrimonio anciano sollozando con una muchacha a su lado. El dios les preguntó quiénes eran y qué les pasaba. El anciano le contestó: “Soy un hijo del dios del país Oyamatsumi-no-kami y me llamo Ashinazuchi. Mi esposa es Tenazuchi, y nuestra hija Kushinada“.

También le explicó que Orochi dominaba la provincia, y pedía sacrificios de vírgenes.

“Teníamos ocho hijas, pero Yamata-no-Orochi se las tragó una a una cada año, y sólo nos queda nuestra hija menor. Y ahora el monstruo viene a buscarla. Por eso estamos llorando así”.Susano’o le preguntó: “¿Qué forma tiene Yamata-no-Orochi?”. El anciano respondió; “Sus ojos son rojos como alquequenjes, y tiene un cuerpo con ocho cabezas y ocho colas. Su tamaño llega a ocupar ocho valles y ocho colinas. Su panza siempre está inflamada y cubierta con sangre”. Aunque en ninguna de sus representaciones, Yamata aparece de cuerpo completo.

Susanowo, que se había enamorado de la joven, le dijo: “¿Me dejará casarme con su hija si la salvo?”. El hombre le contestó: “Le agradezco su interés, pero aún no conozco su nombre”. “Soy el hermano de Amaterasu-Omikami. Y acabo de bajar de Takama-ga-hara“, se le respondió. La pareja le dijo: “Oh, si usted se digna hacer esto, nuestra hija es suya”. Susanowo convirtió a la chica en una peineta sagrada y se la puso en el cabello, y dijo: “Preparen un licor bien destilado. Rodeen su casa con cercas, y háganles ocho puertas y ocho palcos. Dejen una copa en cada palco, echen el licor, y esperen”.

Lo prepararon todo tal y como Susanowo les ordenó, y esperaron. Al rato apareció Yamata-no-Orochi. Inmediadamente Orochi metió sus cabezas a las copas y bebió. Quedó emborrachado y se durmió allí. Entoncés Susanowo sacó su espada de un metro (Totsuka-no-tsurugi) y cortó a la serpiente en pedazos. El río se manchó de sangre. Cuando cortó la cola del medio, su espada se desportilló. Extrañado, rajó la cola con la punta del filo, y dentro descubrió otra espada, Murakumo-No-Tsurugi, que más tarde sería llamada Kusanagi (草薙,Cortadora de Hierba) por Yamato Takeru. A continuación, tomó esa espada y obsequió a Amaterasu con ella, contándole lo ocurrido.